martes, 26 de noviembre de 2013

Terminamos el mes de noviembre con artículo dedicado a la fotografía, concretamente a Zena Holloway, una fotógrafo especializada 
en la toma de imágenes subacuáticas, llenas de inspiración 
y cierto halo de misterio, que en su momento fue publicado 
en el número 331 correspondiente a los meses 
de Noviembre-Diciembre de 2011. 


En la segunda década del siglo XXI, la creatividad no tiene límites, hasta tal punto que casi sepodría aplicar el famoso lema de los Juegos Olímpicos: «Citius, Altius, Fortius», que traducido seria: más rápido, más alto, más fuerte»

Y no crea el lector de Gal-Art que resulta exagerado aplicar esta reseña a Zena Holloway, fotógrafo profesional, experta en la creación de imágenes subacuáticas.

Su carrera se inició a los 18 años, tomando fotografías mientras enseñaba buceo en las cálidas aguas del Caribe. Su lanzamiento profesional se produjo gracias a las colaboraciones con la National Geographic y la BBC. En 1998 recibió la medalla de plata de Sociedad Real Fotográfica por su reportaje titulado: Waterbabies.




Para Holloway, «El encontrarse dentro de una piscina o en el mar buceando, son las experiencias que mas gozo, esa tranquilidad y soledad en la que te encuentras con tus pensamientos, es como hablar con uno mismo, es lo más parecido a volar en tu imaginación».

Y para el espectador, resulta absolutamente embriagador contemplar la belleza y la seducción de estas imágenes, cargadas de hechizo, de misterio, de sugerentes sensaciones, de bienestar armónico hasta tal punto que si se deja llevar, incluso puede escuchar música. 











Si en una sinfonía que contrasta melodías fuertes y suaves, como el contraste de luces y sombras, no puede dejar de admirar el espectador la composición de estas maravillosas partituras visuales, en que con ARTE se combina la vida, los colores y las formas, en perfecto equilibro con el agua y el sentido de lo hermoso que el ser humano sabe expresar. Georgina Clavero







lunes, 18 de noviembre de 2013

Continuamos esta semana en el blog de la Revista Gal-Art, con un artículo de fondo que fue publicado en el número 328 correspondiente 
a los meses de Agosto y Septiembre de 2011, y que fue dedicado 
a lo más significativo del arte español, y a unos PINTORES que fueron 
en su momento de lo más apreciado a nivel internacional, y que el paso de los años ha revalorizado en todos los sentidos. 


EL HECHIZO Y EL MISTERIO DE LA MUJER GITANA EN EL ARTE

Reza la copla que “Julio Romero de Torres, pintó a la mujer morena, con los ojos llenos de misterio, y el alma llena de pena…”

Y podría ser una aproximada, aunque no exacta definición del arte de este gran pintor cordobés, puesto que pintó mucho más que a la mujer morena. Romero de Torres (1874 -1930) es un gran desconocido para las actuales generaciones, tal vez porque la intelectualidad se ha dejado inducir por tópicos poco revisados estos últimos tiempos. No se ha visto ni investigado la realidad de un hombre de izquierdas, apoyado por la república y la generación del 98, y del que en cambio, se tiene la errónea idea de que era franquista porque Franco asumió tres obras muy folklóricas del pintor.

Romero de Torres rompió los esquemas de una cultura oficial que sólo admitía una España limpia, romántica y luminista. Por contraposición, su obra es una clara muestra de realismo social.
Su obra abarca estudios árabes, que el autor realizó a los 14 años, una etapa luminista que el artista vivió a los 20 años, hasta sus obras simbolistas, en las que la mujer y el cante, el deseo, el amor, la vida, la muerte, los celos, en definitiva las pasiones básicas son el centro de su obra.

Para Julio Romero de Torres, “La pintura debe ser vista a través del recuerdo”. Y en su memoria aparecen las mujeres y su Córdoba natal, a través de una obra repleta de contenido y profuso estudio de cada elemento presente en el cuadro. Así, éstas se pueden resumir en: Simbolismo con precisión de forma y dibujo y paisajes que refuerzan el mismo,  juego lumínico suave en ropajes y carnes pero extraño de escenarios,  dominio de la morbidez y capacidad enorme para representar la figura humana. Parajes donde la realidad se convierte en alegoría y paisajes listos para ser degustados por el alma, sin detenerse en la superficie coriácea de las cosas.

Otro coetáneo de Romero de Torres fue el catalán Isidre Nonell (1872 – 1911), uno de los artistas españoles más importantes de la pintura de finales del siglo XIX y principios del XX, siendo su obra de gran influencia  en el desarrollo posterior del Futurismo italiano.

En la producción de Nonell, cercana a las 200 piezas,  destacan desde paisajes de su etapa de formación a bodegones finales, pasando por ilustraciones satíricas y por retratos de gitanas, tratando en general una temática miserabilista, amarga y triste y por su compromiso social, con resultados valientes y audaces desde el punto de vista formal, comparables a Van Gogh, por lo que puede considerarse el pintor postimpresionista más importante del arte español, muy avanzado y vanguardista para su tiempo, que hace la transición entre Casas,  Rusiñol y Picasso, cuya influencia es clara en su "Época Azul". Su pictografía se basa en la calidad de sus dibujos, que fue lo que dio a conocer en París, y sus gitanas y escenas de miserables, para concluir al final de su vida con sus bodegones.

Durante sus 22 años de trayectoria artística, Nonell pintó trasmitiendo un carácter eterno, utilizando el color como único elemento que modela sus formas. Sus
colores y líneas no son más que signos convencionales, con pinceladas alargadas y pequeñas, en técnica divisionista que le proporciona zonas que rozan la abstracción.

Se ganó el apelativo de "pintor de gitanas", por representar a mujeres de esta etnia durante años y de manera reiterada. El artista encontró en sus modelos de gitanas pretextos para el ejercicio de sus objetivos pictóricos. El desinterés de Nonell por el tema y su obsesión por las gitanas quizás tuvo su origen en su etapa de admiración por la pintura que tuvo ocasión de conocer en su estancia en París.

El contraste de los dos pintores anteriores fue Francisco Rodriguez Sanclemente (Cádiz en 1861 - París, 1956), podría decirse también, coetáneo de los anteriores.   Graduado en la Academia de Bellas Artes de Madrid, basó una parte de su estilo y trayectoria artística en el interés y la pasión por el flamenco. Incansable viajero le absorbió cuanto descubrió, traduciendo en sus pinturas sensaciones, formas y colores de un arte, que tuvo la influencia predominante de su cultura de origen y en particular de la tradición gitana.

Viajó a menudo en las caravanas, cruzando Europa y capturando en sus bocetos y dibujos la esencia y la magia de la vida tan rica en imágenes que le rodeaba. Sus trabajos no sólo celebran al individuo y su entorno sino que transmiten las místicas historias de pasión y de alma que están en la naturaleza del gitano. Al hacerlo, él abraza e invita al espectador a tomar parte en la celebración por lo maravillosa que es la vida. Tiene un excelente sentido del color que le da fuerza a su vigoroso estilo de dibujo. La mayor parte de sus retratos transmite penetrante ritmo del flamenco o evoca la excitación de la corrida de toros, ilustrando en  cada tema ilustra la vida de forma palpitante.

Desde las exhibiciones de sus pinturas en los salones de París y en toda Europa – en nuestro país no encontró acogida para su obra -  adquirió notoriedad como el cronista pictórico de su herencia cultural. Sus trabajos fueron publicados en su momento, en los distinguidos catálogos de arte de Frost & Reed Limited, Londres, Inglaterra. 
Marta Teixidó




lunes, 11 de noviembre de 2013

Dedicamos el post  de esta semana en el blog de la revista Gal-Art a un singular y muy apreciado arte en China: PINTAR BOTELLITAS DE RAPÉ. 
Puede que para algunos el presente texto se acerque más a la artesanía que propiamente al arte. Desde este blog discrepamos de ello, ya que no sólo se trata de habilidad, sino de poner al servicio de un objeto menudo, 
la mayor de las creatividades.
Este artículo fue publicado en el número 321 correspondiente al mes de diciembre del año 2010.



Pintar el interior de ciertos objetos es un arte peculiar de China. Los artistas introducen delgados pinceles especialmente modificados a través de las bocas de las botellitas de vidrio o cristal, a veces tan menudas como granos, para hacer pequeños dibujos en las paredes interiores del recipiente. Así, nacen preciosas obras de arte dignas de coleccionistas.

El pintado interior tiene su origen en la confección de botellitas de rapé tras la llegada de este tipo de tabaco en polvo a China hace cuatro siglos. Esta disciplina prosperó cuando este tipo de botellitas se volvió muy popular. Hoy día, esta disciplina artesana produce una gran variedad de productos, tales como botellas de rapé, rosarios, servicios de licor, botellas con retratos, encendedores, frascos de colonia y piezas decorativas.



Las botellitas de rapé chinas se dividen principalmente en tres tipos:

1. Botellas de rapé de Beijing
En general los pintores procedentes de esta ciudad prefieren los motivos artísticos y literarios. Estos objetos presentan pinceladas estrictas y fuertes, y los dibujos presentan contenidos profundos y sugerentes.

2. Botellas de rapé de la provincia de Shandong
Los artistas de esta provincia prefieren los temas basados en la novela clásica “A la orilla del agua”, por lo que predominan los héroes y heroínas, corceles y animales. Las obras son vigorosas, con estilos audaces y dotadas de un estilo propio e inconfundible.

3. Botellas de rapé de la provincia de Hebei
Los artistas de esta provincia suelen preferir los motivos humanos, sobre todo
Hijos o niños jugando. Además, estos artistas son hábiles en la copia de en miniatura de pinturas clásicas chinas. Los temas representados tienen un sentido profundo, un espíritu muy vivo, una distribución ingeniosa y una gran riqueza de líneas y colores.


Las botellas de tabaco. A finales de la Dinastía Ming, el tabaco llegó a China, por lo que las botellas de tabaco se desarrollaron gradualmente. La habilidad con dichas botellas se hizo muy floreciente en la dinastía Qing. La pintura dentro de la botella de tabaco apareció en el año del emperador Qing Jia. Esta habilidad continuó y ahora es muy requerida.

Es una forma de arte única. Se utiliza una pluma delgada especialmente diseñada con una curva en la punta, la cual se inserta a través del cuello. Un artista consumado trabaja en el pequeño espacio de la cavidad de la botella; él es capaz de grabar diseños vivos y caligrafía en la superficie interior de la botella. El resultado es una serie de exquisitas miniaturas de paisajes, bodegones, retratos y caligrafía que les encanta a muchos coleccionistas.




El arte de pintar las botellas de rapé por dentro ocupa una posición importante en la historia del arte y la artesanía de China y el mundo. Desde el momento de su aparición hasta la actualidad, estos objetos han sido atesorados y coleccionados.


Las pinturas de las botellas de rapé han incorporado muchas manifestaciones del arte y la artesanía, como el dibujo, la caligrafía, la talla, las incrustaciones y la pintura, lo cual ha dado paso a una nueva forma de arte y artesanía, que se ha convertido en una pequeña muestra de la prosperidad y el desarrollo del arte y la artesanía en China en la antigüedad. Estas diminutas, exquisitas y diversas formas, variadas decoraciones y ricos contenidos de diseño se combinan para formar una imagen exclusiva del arte, generando un encanto mágico.




lunes, 4 de noviembre de 2013

El artículo de fondo de esta primera semana del mes de Noviembre, lo dedicamos en el blog de la revista Gal-Art a JASON DECAIRES TYLOR, 
un magistral escultor, que tiene la particularidad de amar 
las profundidades marinas con tal intensidad, que para favorecer la formación de vida en los mares y océanos, introduce espectaculares piezas esculturales.
Una faceta absolutamente vibrante e interesante, 
que compagina a la perfección el Arte y la Naturaleza.
Este artículo apareció publicado en el número 329 correspondiente a Septiembre-Octubre de 2011


De la misma forma que el viento impulsa las olas, el mar nos induce, nos atrae hacia sus luminosos y nítidos legados. El mar posee el embeleso de un mundo desconocido; tal vez sea el ir más allá de la frontera de lo inexplorado, aquello que nos empuja hacia el horizonte.

Jason deCaires Taylor es un artista seducido por lo incógnito. Hombre de muchas identidades –creció entre Europa y Asia-  y de grandes influencias eclécticas, conseguidas a través de padre inglés y madre guayanesa consolidó su pasión por la exploración y el descubrimiento.

Su niñez estuvo marcada por los arrecifes coralinos de Malasia en donde desarrolló su profundo amor por el mar, y su embrujo por el mundo natural, lo que le llevaría a pasar varios años trabajando como instructor de buceo con escafandra en los mares más fascinantes del globo, desarrollando a su vez un gran interés en la conservación, el naturalismo subacuá-tico y la fotografía.


A pesar de su constante relación con el mar, Taylor recibió también otras influencias lejos de los océanos. Durante su adolescencia, trabajo como pintor, lo que fomentó su relación entre el arte y el ambiente, con la idea de crear arte en espacios públicos. 
En 1998 se graduó en el Instituto de las Artes en Londres, con honores de un B.A. en escultura y cerámica. Más adelante, vino la experiencia en la catedral de Canterbury, donde aprendió las técnicas para  esculpir  y tallar la piedra tradicional. Durante cinco años estudió diseño y trabajó en diversas instalaciones, lo que le permitió conocer el manejo de grúas, técnicas de elevación, de logística y crear proyectos escultóricos a gran escala.

Su técnica escultórica consiste en tallar y trabajar el cemento, en lugar de piedra, y colocar las figuras por medio de grúas,  mientras que en engranaje del equipo de submarinismo, crea arrecifes artificiales, a través de varios filamentos  de diverso grosor, permitiendo la instalación de vida marina a través de sus gigantescas esculturas subacuáticas.  Estos ambiciosos proyectos públicos, tienen a su vez un aspecto práctico y  funcional, facilitando interacciones positivas entre la gente y los hábitats subacuáticos frágiles. 


Los esculturas de Jason deCaires Taylor han generado gran interés a nivel naturalista y periodístico, con artículos dedicados a su obra en el Nacional Geographic, Vogue, USA Today, Daily Telegraph y The Guardian, así como documentales para la televisión :CNN, Discovery Channel, la BBC, o el programa de TV3 en Cataluña Thalassa. Su reconocimiento internacional se produjo en mayo de 2006, cuando creó su primer Parque Subacuático de la escultura en la pequeña isla de Granada, en las Antillas. También fue fundador y es actualmente director artístico del Museo Subacuático de Arte (MUSA) en Cancún, México.

A lo largo de la historia, el mar ha sido objeto de mitos y fábulas, expandidos por todo el orbe, gracias a la mitología griega y romana. Con Jason deCaires Taylor, es también escenario de gigantescos fenómenos, que se desarrollan ante nuestros ojos, deseos de penetrar más allá de los límites de la superficie, hacia los misteriosos fondos abismales, a través de caminos deslumbrantes. Marta Teixidó